Rita. La vecina generosa (Parte 1)
Algunos eventos, lugares y lógicamente el nombre de la protagonista han sido modificados o cambiados para proteger su privacidad, no así las descripciones referentes al sexo.
En los 90s, por razones de trabajo me cambié a vivir al sur de la ciudad de Puebla, la casa que rentaba (en un conjunto de casas) era de dos niveles y el pequeño patio trasero colindaba “espalda con espalda” con el también pequeño patio trasero de la casa vecina, también de dos niveles, y también parte de un conjunto de casas, tenía unos ventanales largos en el cubo de la escalera, eran angostos pero permitían ver muy bien quien subía y bajaba por la escalera, no es que yo fuera un fisgón, pero después de unos 7 u 8 meses de estar viviendo ahí y sin querer empecé a ver que había una mujer en camiseta que apenas le cubría por debajo de las nalgas y el frente, dejando descubiertas un par de piernas muy bonitas pues no hay manera de no poner atención cuando en las noches se prendía la luz. No sabía si eran vecinos nuevos o esa mujer apenas había llegado a vivir con esa familia, pero me daba la impresión que en los meses previos eso no pasaba, en otras ocasiones usaba una lycra a la rodilla o al tobillo y un top que dejaba ver una bonita figura, siempre andaba con el pelo suelto casi rizado, al hombro, me parecía que la mujer rondaría los 20 años, con el paso de los meses cada vez mas seguido su vestimenta era de las lycras, el top o una camiseta ajustada al cuerpo que le llegaba a la parte superior de los muslos, apenas le cubría lo indispensable, supongo que lo hacía cuando sus papas o patrones no estaban porque algunas veces subía rápidamente, entraba a una habitación y salía utilizando una pijama o pantalones deportivos, poco después de que hacía eso subía un hombre canoso. También en ese mismo tiempo lo que hacía era bailar enérgicamente durante un buen rato enfrente del ventanal de una de las habitaciones, dicho ventanal iba del suelo al techo y tendría mas o menos 1.5 m de ancho, ¿por qué me daba cuenta de eso que acabo de explicar? bueno pues en el segundo nivel de mi casa habilite una de las habitaciones como oficina y para huéspedes, (y a la cual entraba pocas veces), el escritorio que usaba lo coloque justo junto a la ventana y dado que tendía unos 2 m de ancho pues me permitía tener completo dominio de lo que ocurriría en la casa vecina, quién subía las escaleras y quién estaba en la habitación del ventanal de piso a techo. Repito esta situación era esporádica porque normalmente llegaba ya tarde de trabajar y lo menos que me interesaba era sentarme al escritorio a seguir trabajando… el tema es que a veces pues tenía que seguir trabajando en casa y ahí es cuando me regodeaba con la figura de esa chica.
La que yo suponía era la mamá, era una mujer de no mas de 30 años, casi al inicio de que llegue a vivir a esa casa, una mañana que estaba por salir la vi en la escalera de caracol que estaba a la intemperie en la parte de atrás de su casa y que llevaba de la cocina al cuarto de servicio en la azotea, vestía un traje sastre y el peinado era con el pelo recogido, me pareció guapa, bajó las escaleras hasta desaparecer de mi vista; salí de la casa y justo cuando salía con mi coche de la cochera, la misma mujer abría la puerta de su cochera, me di cuenta de su bonita figura y cruzamos miradas brevemente, era mas bonita que guapa, seria y se veía tranquila y distinguida, pasaban unos coches por lo que la pude seguir admirando mientras subía a su camioneta.
Ese patrón de ver a la chica con poca ropa y la mujer elegante y con un peinado con el cabello recogido, continuó por un par de meses, con la diferencia de que la chica cada vez mas seguido usaba camisetas cortas ceñidas y bikinis, que algunas veces eran negros o de otro color, lo que hacía que se viera mas sexy, además de que sus bailes se volvían menos enérgicos y un tanto mas sensuales, como digo esto ocurrió hasta que una vez en un parque cercano a nuestras casas conocido como “Laguna de San Baltazar”, me cruce con la madre por primera vez, cruzamos miradas pero la suya fue esa mirada característica de deseo, (me sorprendió) la mujer era de un poco menos de 1.60 mts de estatura, muy blanca de piel, cara bonita, como de muñequita, ojos expresivos color avellana, el cabello siempre recogido en una coleta, tenía bonita figura, no exuberante pero si torneada, sus pechos copa B estaban generalmente bien cubiertos por un brasiere y/o top deportivo, casi siempre usaba pantaloncito corto de atletismo bien ajustado o una lycra; dado eso por el frente se le notaba un bultito en el vientre, pero por detrás tenía un muy bonito y provocador trasero (me recordó al de Nuria, ver “Nuria, me cogió en el aeropuerto”), y sus piernas eran bien torneadas y tonificadas, producto de lo que supuse era el producto del continuo trote matutino.
Iba al parque acompañada de un hombre que aparentaba por lo menos 15 años más que ella, era cano prematuro, el pelo ya se le caía y ya tenía una buena cantidad de arrugas, y un bigote cano tupido, aunque no era gordo; al principio pensaba que era su padre o un familiar mayor, porque literalmente la ignoraba, se veía que su relación no era muy cercana, cuando caminaban a la camioneta, que ya había visto que manejaba la mujer, cada quien iba por su lado, a veces ella se adelantaba y otras el, pero como después también lo veía subiendo las escaleras pues empecé a pensar que sería el esposo.
El hecho es que a partir de empezar a coincidir en el parque me entro la duda y empecé a preguntarme si la chica y la mujer eran la misma persona, la cosa es que desde mi ventana pues no se apreciaba bien el rostro de la chica, además de que era lo que menos quería ver y dadas las miradas que cruzábamos en el parque pues me empecé a preguntar que si eran la misma persona y lo que quería era llamar la atención por alguna razón. Así que lo que empecé a hacer fue ir a estar al pendiente casi a diario en la habitación que usaba como oficina y ahora lo que hacía era abrir completamente las cortinas, antes solo lo hacía un poco, para ver si así llamaba su atención, la estrategia surtió efecto y ahora cada vez mas se mostraba con ropa sexy, pero ya dejo de andar con los calzones al aire, ahora usaba camisetas de tirantes ceñida al cuerpo y cubriéndole hasta abajo de las nalgas y por el frente o camisetas grandes que le llegaban a la mitad de los muslos, algunas veces subía las escaleras y justo al terminar de subirlas se agachaba como para recoger algo para que le viera el trasero y la tanga, de la misma forma al estar en el ventanal hacía ejercicios de estiramiento y lo mismo, le daba la espalda a la ventana se agachaba y dejaba al descubierto la tanga y sus magníficas nalgas. Alguien me prestó unos binoculares y un día con la luz de mi habitación apagada la enfoque y efectivamente me di cuenta de que eran la misma persona, guarde los binoculares y encendí la luz, me senté y empecé a ver el espectáculo, ese día usaba un pantaloncito parecido a los que usan las jugadoras de voleibol pero un poco mas cortito, de la misma forma usaba un top para hacer deporte, se veía muy bien como siempre, empezó a hacer uno de sus bailes y después de un momento subí la mano con el pulgar arriba y aplaudí por arriba de mi cabeza, a partir de ahí en los siguientes días hacía eso o la saludaba con la mano, discretamente ella hacía lo mismo, y es que hasta aquí no he mencionado que era madre de dos niñas, una de unos 11 o 12 años, otra de unos 7 o 8 y un niño pequeño como de 3 o 4 años y pues muchas veces que hacía sus “ejercicios” o bailes en la ventana pues los niños andaban por ahí y también como ya había adelantado cuando el esposo llegaba ella corría a ponerse mas ropa.
Otra cosa que también empezó a hacer es que a veces cuando bailaba durante un rato se ve que sudaba y después de eso se metía a bañar, bueno pues justo antes de entrar al baño, la entrada estaba justo a la derecha del final de las escaleras, se levantaba la camiseta y dejaba que le viera los pechos por apenas un instante y otras veces cuando salía de bañarse abría la puerta y se alcanzaba a ver que se asomaba brevemente para cerciorarse que no hubiera nadie y si así era se salía mojada cubriéndose con un antebrazo los pechos y con la otra sostenía una toalla pequeña que apenas le cubría por el frente y las nalgas, eso lo podía ver apenas brevemente porque salía rápidamente del baño a su cuarto.
Así estuvimos por unas semanas hasta que un viernes, ya eran mas de las 12 de la noche y yo ya tenía trabajando por un rato.
En su casa ya todos dormían y en un momento dado sentí que me observaban, levanté la vista y ahí estaba ella, de pie justo al final de la escalera viéndome fijamente con mirada pícara, con el dedo índice de la mano izquierda se lo pasaba por los labios y con la otra mano se empezó a acariciar el cuerpo y sus pechos por encima de la camiseta ceñida de tirantes que le cubría apenas lo indispensable, me quedé de una pieza, me levanté y abrí la ventana para eliminar cualquier reflejo, ella se acariciaba desde los muslos hasta los pechos, subió la camiseta hasta la cintura y dejó al descubierto una tanga blanca de encaje que permitía que se le notara su vello púbico, se giró y me mostró sus hermosas nalgas, se agacho y me veía por entre las piernas, en un momento dado, siguiendo agachada, se pasó la mano derecha por entre las piernas y se empezó a acariciar la vagina por encima de la tanga, después de un momento se agachó, se giró para quedar de frente a mi y se sentó en el último de los escalones, abrió las piernas apoyando un pie en el pasamanos y el otro en la pared y nuevamente se acarició la vagina por encima de la tanga, con la otra mano se acariciaba la pierna y por el cuerpo hasta donde llegaba su mano, finalmente pasó la mano izquierda por debajo de la camiseta, que ya apenas le cubría los pechos (no usaba brasiere) y empezó a apretarlos con fuerza y avidez, mientras con la mano que tenía en la vagina, por fuera de la tanga, los movimientos también se habían acelerado, no alcanzaba a ver bien su rostro pero ya no tenía esa mirada pícara sino una expresión de excitación que iba en aumento, su boca estaba entreabierta y por el movimiento de su torso que subía y bajaba, se veía que la respiración se empezaba a acelerar, en un momento dado bajo los pies pero siguió con las piernas bien abiertas y la mano que tenía por fuera de la vagina la metió a la tanga y una vez ahí y por la posición de la mano y forma en que empezó moverla era claro que se estaba masturbando en el clítoris, por momentos empezó a arquear el cuerpo y a echar la cabeza hacia atrás o a moverla de lado a lado, por momentos subía la cabeza y se me quedaba mirando con una expresión de total excitación y tanto la mano como la forma en que subía y bajaba el torso, así como la forma en que se apretaba los pechos denotaba un orgasmo que ya venía, siguió así hasta que en un momento tanto el torso como la mano que tenía en los pechos se quedaron inmóviles estiró la pierna derecha apoyando el pie en un barrote del pasamanos, la mano en el clítoris ya se movía frenéticamente…
En ese momento yo ya estaba muy excitado y también preocupado porque pensaba que qué pasaría si de momento alguien abría una de las puertas de una las habitaciones, lógicamente no podía escuchar si gemía o resoplaba con ruido alto, fuera lo que fuera si alguien salía la iba pescar en una situación comprometedora; por cualquier cosa yo tenía el dedo en el apagador de la lámpara del escritorio, así que por momentos la veía a ella y por momentos (menos) por arriba de ella por si se abría una puerta. En esos días en que la saludaba con la mano y levantaba la mano con el pulgar arriba, etc. nunca encendía la luz del techo.
… bueno, el hecho es que en un momento dado empezó a apretar la dentadura por momentos, la mano seguía su movimiento frenético por debajo de la tanga, el cabello suelto también se agitaba, no sé si se dio cuenta, pero para entonces la mano en los pechos ya había subido la camiseta dejando al descubierto el pecho derecho, mientras que con la otra mano se apretaba el izquierdo. En un momento dado cesó el movimiento de la mano y al mismo tiempo estiró la otra pierna y las juntó sin sacar la mano de la tanga, también al mismo tiempo arqueo la espalda, movió la cabeza hacia atrás y se estiró toda moviendo el cuerpo y la cabeza hacia la pared (al contrario del barandal de la escalera), quedando en posición diagonal y acostada en los escalones, su pie derecho se apoyaba en uno de los barrotes del barandal del pasamanos y en un momento dado la mano que tenía en sus pechos pasó a cubrir la boca, era evidente que el orgasmo había sido fuerte y si no se tapaba la boca el ruido podía despertar a los demás, su cuerpo se veía espectacular, toda tensa con sus firmes pechos apuntando triunfantes hacia el techo, la respiración acelerada se fue reduciendo poco a poco, después de unos momentos se repuso y se bajó la camiseta, ya sentada con las piernas cerradas y en una posición sensual terminó de recuperar el aliento, al mismo tiempo yo con la mano izquierda le hacía señalamientos hacia ella y hacia mi y luego apuntando a la calle queriéndole dar a entender que nos viéramos afuera en la calle, pero no, lo que hizo fue levantarse sonriente, me mando un beso con la mano se dio media vuelta y se metió al cuarto que compartía con el esposo. Eran casi la 1:30 de la mañana.
Yo no sabía si ella quería llegar a mas, en los siguientes días si podía trataba de salir a la misma hora que ella, un par de veces coincidimos, pero ella como siempre, seria y discreta, ni siquiera volteaba a verme, así que lo que se me ocurrió fue corresponder a sus generosas atenciones de días y semanas atrás, así que me dispuse a planear lo que me iba tocar hacer. Continuará