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Madre e hija me comen la pija
He quedado con ella en su casa para cenar algo y ver una serie, llego a su apartamento y me abre la puerta vestida con una falda muy corta y una camiseta de tiras mostrando su generoso escote.?
Nos damos un par de besos y pasamos al salón donde ya están esperando una pizza y unas copas de vino, nos sentamos en el sofá de tres plazas y empezamos a cenar mientras ponemos la serie en la tv.?
La pizza estaba buenísima y ya vamos por el segundo capítulo de la serie, el vino ya nos ha puesto juguetones, y mis manos recorren sus tersos muslos mientras ella se acurruca contra mi, melosa y besa mi cuello.?
Puedo sentir sus generosas tetas aplastándose contra mi brazo izquierdo mientras deslizo mi mano cada vez más arriba bajo su escueta faldita cuando se abre la puerta de la calle y entra su hija.
?- Hola hija, ¿qué haces aquí? No contaba contigo.
?- Nada mamá, vengo a relajarme, he discutido con mi chico y vengo muy alterada, ¿os importa si me quedo??
– No, pasa, siéntate con nosotros, estamos viendo una serie muy entretenida. – Dijo disimulando su frustración por una velada para la que tenía otros planes.?
La joven se sentó a mi derecha, y se pone con nosotros a ver la serie, como era una comedia, no tarda en cambiarle el humor y al poco ya está mejor, para nuestra sorpresa, en un par de episodios de la serie ya está dormida.?
Azuzados por el morbo de tenerla al lado dormida, su madre y yo retomamos la faena donde estábamos, mis manos llegan a su entrepierna para descubrir que bajo la falda no había nada que cubriera un coño que ya está empapado.?Deslizo mis dedos sobre sus labios vaginales mientras ella restriega otra vez sus tetas contra mi brazo, sabe muy bien lo mucho que eso me excita, y sus manos pronto lo comprueban acariciando sobre mi pantalón el bulto que no deja de crecer.?
Miramos a su hija para ver si sigue dormida. Efectivamente así es, de modo que continuamos a lo nuestro. Ella saca mi polla de su prisión y comienza a pajearme suavemente, mi verga sigue creciendo en la palma de su mano.
Nos besamos con pasión mientras acariciamos el sexo del otro, mis dedos se deslizan hacia el interior de su cálida y jugosa cueva, mientras ella deja escapar algún gemido. Sus suaves manos suben y bajan recorriendo toda la longitud de mi falo, desde los hinchados huevos hasta el reluciente capullo.
Sus labios dejan los míos y bajan por mi pecho hasta mi vientre, recorriendo la piel desnuda bajo mi camisa desabrochada. Mis dedos no dejan de hurgar en su coño que se va inundando de sus jugos.
Con mi verga agarrada la usa como una porra para golpearse la mejilla, y los labios, que se abren para darle entrada, su lengua sale a recibir a mi glande, lo recorre como si de un cremoso helado se tratase.
Dirige su mirada a su hija, que retoza a nuestro lado y parece haberse despertado con nuestros movimientos. Mi mano está ahora recorriendo la parte de la espalda de su madre donde está se separa para formar sus redondas nalgas.
El vestido levantado me permite disfrutar de la vista de su hermoso culo, que es recorrido por mis caricias, que se pierden entre sus cachetes, rozando su ano camino de ese manantial de néctar en que se ha convertido su sexo.
Su hija se despierta, se queda boquiabierta al ver a su madre como mueve su cabeza arriba y abajo haciendo aparecer y desaparecer mi tronco envuelto en saliva, nos mira mordiéndose el labio sin saber que hacer.
Su madre saca mi polla de la boca para invitarla a compartir su manjar…
-¿Te apetece? Estoy segura de que a él no le importará… Dice mientras me guiña un ojo.
-¿Puedo? Pregunta con timidez.
– Será un placer, sírvete.
Ni corta ni perezosa acerca sus tiernos labios a mi polla, ambas bocas recorren ahora mi miembro repartiéndose su longitud, untándolo de abundantes babas, haciéndolo desaparecer por turnos en sus calientes bocas.
Mi mano libre recorre la espalda de la hija, sobre los pantalones cortos que dejan a la vista gran parte de su hermoso trasero, recorro su cintura, el contorno de su cadera, sus nalgas, hasta perderme en su raja apartando la tela del pantaloncito y moviéndola de la misma forma en que mi otra mano está en la de su madre.
Con mis dedos jugando con sus respectivos sexos, las manos de ellas recorren mis muslos, acarician mis huevos, mientras alternan lametones y chupadas a mi verga con los gemidos de placer que mis dedos les provocan.
Muevo mis falanges con destreza dentro del coño de la madre lo que la hace arquear la espalda para lanzar un gruñido de placer mientras deja sus ojos en blanco y echa la cabeza hacia atrás…
Su hija aprovecha ese instante para hacer desaparecer por completo y por sorpresa toda mi pija, hasta que sus labios rozan mis huevos, y mi glande le produce un reflejo de arcada al llegar al fondo de su boca, que no evita que siga intentando tragar más.
Los gemidos de su madre unidos a la cálida sensación de mi polla completamente envuelta por la boca de la hija me hacen anunciar una inminente corrida, que hace que la joven se separe para que ambas puedan ver manar mi espesa leche.
Mi corrida no se hace esperar, con las tetas de ambas aplastadas contra cada uno de mis muslos, sus bocas abiertas como pajaritos esperando ser alimentadas, mi ejército de soldaditos no duda en abalanzase sobre ellas, cayendo abundantemente como una densa crema sobre sus labios, sus mejillas, sus lenguas.
Mientras mis dedos siguen estimulando sus respectivos sexos, haciéndolas alcanzar cotas de enorme placer, que las condicen finalmente a un orgasmo simultáneo a tres bandas.
Nos quedamos exhaustos, los tres en el sillón, ellas abrazadas a mi cada una a un lado, con el coño palpitando, los muslos empapados y las bocas con sabor a mi cálida esencia, apoyan sus cabezas en mi pecho mientras recuperamos el aliento viendo más capítulos de la comedia a la que hace rato dejamos de atender.
Texto e ilustración por @sexticles
Dedicado a @parejaandaluza