Cuando se lo tuve que decir
Hijo único, sin hermanos ni mamá, no me quedó más opción que decirle a él lo que me estaba pasando, pero era muy complicado cómo hacerlo, sobre todo por la edad. Así, que un día decidí hacerlo. Me vestí muy sexy. Una mini muy chiquita blanca, transparente para que se vea mi hilo dental negro. Botas rojas a la rodilla, mi cabello rubio largo, bien arreglada, maquillada, es decir hecha una perrita. Era de mad**gada, entré a su dormitorio, prendí la luz y le grité. “Mírame……qué soy…”. Despertó, me miró y no dijo nada. Me desvestí.
“Mira otra vez.” Estaba mudo. Como no sabía qué hacer corrí llorando a mi dormitorio solo con el hilo dental que me había quedado frente a él. Al rato, ingresó a mi cuarto y me dijo.” Que quieres ser”. “Niña,” le respondí y me dijo. “No hay problema. Mi apoyo será total. Tranquila.”. Y se fue a dormir.
Yo seguía con mis botas y mi hilo dental. A la hora entré a verlo y le dije que tenía pesadillas, que no podía dormir y si me podía acostar a su lado. Me dijo sí. Así que me acosté. Estaba totalmente dormido. Me puse de espaldas, y comencé a frotar mis nalgas en sus piernas. De un momento a otro se dio vuelta y me abrazó fuerte y sentí su verga dura y grande entre mis nalgas.
“Quieres ser mujer. ¿Puedo?” “Sí,” le contesté. Comenzó a jugar con su polla en mi ano, hasta que estaba muy mojada y empezó a metérmela. Lloré mucho. Dolía, pero el placer era inmenso. Hasta que entró toda y a los minutos sentí su chorro caliente dentro de mí. La sacó y la puso en mi boca y comencé a saborear esa mezcla de líquidos. Sentí que empezó a hacer pis y se volvió a venir adentro de mi boca y me la tomé toda.
Al día siguiente me llevó a una tienda y me compró toneladas de ropa, todas las escogía él. Siempre me pedía que me ponga esta o la otra. Así pasé con él un par de meses todos los días durmiendo con él. Cada noche me pedía que me ponga eso que me había comprado. Hasta que una noche me preguntó si deseaba a alguien más con nosotros. “Sí, un negro dotado,” le dije. Tomó el teléfono, hizo una llamada y a la media hora llegó un negro, que realmente me dejó muda. 1.95, musculoso, muy bonito, pero cuando se sacó la ropa, lo que tenía era espectacular.
Lo primero que hizo es pedirme que me fuera a poner ropita bonita. Me fui al bañó y salí vestida de noche para una fiesta. “Eso no quiero, quiero verte perra,” me dijo. Así que volví a vestirme, pero esta vez sólo son una micro mini falda, lencería y sin nada arriba, mientras él miraba lo que pasaba. “Caraja y tienes……años?” “Sí,” le respondí. Y puso su verga en mi boca y comenzó a tirarme por mi boca como si fuera un ano o una vagina. Fue tosco, brusco y la metía toda hasta mi garganta.
Se vino en mi boca, me la tomé todas, mientras él veía. Después comenzó con mi ano y me trató muy bestia. Él no decía nada, hasta que cuando se volvió a venir en mi ano entró en acción. Se desnudó y comenzó a meterla en mi boca y el negro en mi culo. Dos a la vez fue simplemente increíble. Durante horas fui la nena más feliz del mundo.